Yo tengo un caballo
veloz y ligero,
que corre lo mismo
que vuela el pampero.
Jamás tuve amigo
tan noble y tan franco;
sus lomos me ofrecen
cual mullido banco.
Y al cruzar mis pagos
sobre sus espaldas,
se tornan sus pliegues
manto de esmeraldas.
Caballito mío,
noble compañero,
porque te conozco,
por eso te quiero.
Ilustración de Andrea Pardo Martínez
en Instagram @andrea_pardo_art
en Twitter @andrea_pardo_at
Poesía de Teodoro Palacios
Poesía de Teodoro Palacios
